Kodak: La empresa que tenía todo para triunfar, pero se durmió en el olimpo

Si hablamos con las generaciones pasadas, lo más probable es que no tengan ni la más remota idea de que antes tenías que dedicarle tiempo a echar una foto porque solo tenías una oportunidad. ¡Y no digamos ya eso de tener que esperar a que se acabara el carrete y tus padres lo llevasen a rebelar para poder ver tu obra de arte!

El mundo digital ha traído consigo muchas ventajas. Pero es cierto también que ha terminado con sectores tradicionales o marcas consolidadas y líderes a nivel mundial. Estamos hablando de una de las empresas tecnológicas más potentes del siglo XX: Kodak.

Durante su trayectoria, la tecnológica consiguió nueve premios Oscar por méritos tecnológicos gracias a que en los años 70 fabricaba el 90% de las películas vendidas en Estados Unidos. La compañía americana Kodak vivió los gloriosos años de 1889 desde una posición completamente de liderazgo hasta que, en 2012 se tuvo que declarar en bancarrota.

George Eastman, el pensador y propietario de la compañía hasta que en 1932 decidió poner fin a los horribles dolores de columna que sufría con un tiro en el corazón y una nota en la que se podía leer: “mi trabajo está hecho, ¿para qué esperar?”.

Este genio fue capaz de poner el foco en lo realmente importante: las películas fotográficas. Tras adquirir y aprender a utilizar la primera cámara que se compró, se dio cuenta de que eran bastante difíciles de utilizar y, junto al hecho de que los proveedores no podían hacer frente a la alta demanda que tenían, Eastman decidió meterse de lleno en este negocio.

Las películas fotográficas se hacen con mucha gelatina que se consigue de los huesos de animales como las vacas y, por ello, se puso manos a la obra. Abandonó su trabajo en un banco para ser ganadero y conseguir crear los productos con la mejor calidad del mercado.

Además de esto, también resulta fundamental la plata para conseguir que la fotografía se vea en el papel gracias a los cristales de haluro sensibles a la luz que se generan gracias a este material.

Esta combinación le arrojó al estrellato hasta que durante los años 50-80 una nueva marca llegó con mucha más fuerza: Fujifilm, un nuevo competidor que consiguió el mismo producto que Kodak con un precio asfixiantemente bajo. La situación llevó a la marca americana a despedir a 20.000 personas en 1999.

Kodak tenía en un cajón la solución de su declive pero, como pasa muchas veces en el mundo de los negocios, no lo supieron ver. En 1975 desarrollaron el primer prototipo de lo que después se conocería como la cámara digital. Apostaron por continuar con su negocio e ignorar la nueva situación en la que se encontraba.

Es cierto que un porcentaje muy alto de los turistas ya llevan integrado en su mano la cámara de fotos. Aunque mención especial merecen los viajeros chinos que todavía siguen viajando con su réflex y ochocientos objetivos, pero ya no es lo normal. Las modas cambian, los consumidores también y es por ello que el esfuerzo que tienen que hacer las marcas es supremo para poder estar a la altura de las exigencias y los nuevos entornos que se desarrollen.

Claro está que Kodak se quedó tumbado en la playa mientras disfrutaba de la sombra que hacía el tsunami que le sepultó bajo tierra para siempre. Así es como una marca líder con  la mayor cantidad de patentes del mundo de la fotografía y las lentes dejó de serlo todo para no ser nada.

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